Las residencias de ancianos del Reino Unido, en peligro por las reformas de Starmer sobre inmigración

Las residencias de ancianos de todo el Reino Unido se enfrentan a un posible cierre, ya que las reformas de inmigración del primer ministro Keir Starmer restringen los visados para cuidadores extranjeros.

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Golpe demoledor para las residencias de ancianos

Las residencias de ancianos de todo el Reino Unido han advertido de posibles cierres generalizados tras las nuevas restricciones de visados. El primer ministro Starmer anunció cambios que ponen fin a la vía del visado para cuidadores en el extranjero, que ha proporcionado miles de oportunidades desde 2022. De ahí que muchos proveedores de cuidados hayan expresado su profunda preocupación por no poder cubrir vacantes críticas.

El cambio de Starmer en inmigración

El gobierno de Starmer se ha comprometido a reducir la migración neta, una promesa clave del manifiesto. En consecuencia, los laboristas se movilizaron para endurecer las normas de inmigración, con el objetivo de hacer crecer en su lugar la mano de obra nacional.

En consecuencia, el visado de cuidador dejará de estar disponible, y las autoridades no lo sustituirán para los titulares de visados existentes. De momento, este cambio de política ya está suscitando críticas en el sector de las residencias de ancianos.

Trabajadores inmigrantes en residencias

Actualmente, uno de cada cinco cuidadores en Inglaterra procede del extranjero, según el organismo de organización de la asistencia social a adultos Skills for Care.

Sin ellos, las residencias de ancianos afirman que se enfrentan a retos de contratación imposibles. Además, los salarios y las condiciones de trabajo no han conseguido atraer a suficientes solicitantes locales. En algunas regiones, más del 40% de la mano de obra de las residencias de ancianos es extranjera.

Residencias al borde del abismo

En Liverpool, una pequeña cadena de residencias de ancianos ha advertido que podría cerrar dos centros antes del invierno.

Un gerente afirma que, a pesar de anunciarlo durante meses, ningún local se presentó. Sin personal extranjero, podrían cerrar.

Además, los grandes operadores de residencias de ancianos se hacen eco de esta preocupación, afirmando que la política corre el riesgo de provocar una interrupción generalizada de los servicios.

Voces de primera línea

En declaraciones a la BBC, la nigeriana Folake, con un visado de acogida hasta enero de 2026, expresó su consternación por la medida adoptada por el Reino Unido.

“Vine con la esperanza de establecerme aquí en el Reino Unido y construir una vida mejor para mis hijos”, comentó sobre el impacto en los trabajadores de los centros de asistencia. “Es chocante y deprimente, y está acabando con esa esperanza”.

Folake también señaló que muchas personas con un visado de patrocinio asistencial no pretenden convertirse en inmigrantes ilegales o solicitantes de asilo. Más bien, sólo les gustaría trabajar en el Reino Unido legalmente y vivir su vida.

Debido a los cambios en los visados, es posible que Folake tenga que marcharse el año que viene.

Crece el rechazo del sector

Vicky Haines, directora gerente de las residencias Kingsway Care, ha advertido de las repercusiones pendientes de que el gobierno “tome decisiones de contratación para las que no está cualificado”.

“Sugerir que la reserva de trabajadores desplazados que ya hay en el Reino Unido es la solución definitiva para todos los proveedores de asistencia es de una miopía extrema”, declaró Haines a The Independent. “Se está castigando al sector de la asistencia por los fallos del gobierno”.

Respuesta del Gobierno

En respuesta, un portavoz del Ministerio del Interior defendió la medida como parte de un reajuste migratorio más amplio. Hicieron hincapié en los planes para aumentar la formación de los trabajadores británicos y elevar los salarios de los cuidadores mediante cambios en la financiación. No obstante, los líderes del sector afirman que estas medidas llegarán demasiado tarde.

Este cambio de política podría afectar gravemente al envejecimiento de la población británica. Con menos personal, se prevé que las listas de espera para recibir cuidados aumenten considerablemente. Además, es posible que las familias tengan que asumir más tareas asistenciales no remuneradas. Mientras tanto, las comparaciones con Australia y Canadá muestran que algunos países siguen acogiendo a personal extranjero para las residencias de ancianos.

Foto de Kristine Wook en Unsplash

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